Para afirmar que el Universo y el ADN tienen la misma estructura nos basamos en la equivalencia de la astrofísica y la microbiología. Estas corresponden al mundo cuántico y al mundo atómico, ambas ciencias se rigen por las mismas leyes y nos conducen a observar al Universo y al ADN como el mismo Ser.
En la presentación holográfica 3D del ADN observamos un “dentro y fuera”, que representan los distintos puntos de vista en que es representada la realidad, como las distintas caras de un poliedro bajo un único observador, el MULTIVERSO.
La conciencia es la casa que adopta el Ser Único, el Multiverso. El Ser Único experimenta fuera de lo que sería su casa, lo que corresponde a las distintas dimensiones. Éstas también forman parte de Él, pero para experimentar en las distintas dimensiones el Multiverso necesita la materia, y es el hombre el que posibilita tal experimentación.
A distinta escala, el estado de conciencia del ser humano se encuentra dentro del Cuerpo que habita, es su propio mundo. Fuera de este cuerpo es donde se encuentran las distintas dimensiones, donde se experimenta para la evolución de la propia conciencia.
Las distintas ciencias están unificándose al considerar al Multiverso como Ser Único, considerando que, de tal modo, a nivel microcosmos, todos los seres participan de la misma información, aunque procesada de infinitas maneras y considerando los diferentes niveles de manifestación.
“De la partícula más pequeña a la formación galáctica más grande, una trama de circuitos eléctricos conecta y unifica toda la naturaleza, estructurando galaxias, energizando estrellas, dando nacimiento a los planetas y, en nuestro propio mundo, controlando el clima y estimulando a los organismos biológicos. No hay islas apartadas en un universo eléctrico”.
– Palabras de los científicos del plasma: Wallace Thornhill y David Talbot
El principio del ser humano es el átomo, pasando posteriormente a ser célula; por ello su estructura está basada en el átomo. La frecuencia que captamos del exterior es canalizada mediante la glándula pineal y expresada en el átomo, concretamente en el ADN.
El ADN tiene la misma estructura que el universo-multiverso, es un receptor de información de los campos de energía humana y es el portador de los distintos niveles de frecuencia en el átomo. El átomo representa a un universo, y a la vez y repetidamente dentro del átomo empieza otro universo.
La personalidad crea una frecuencia en nuestro cuerpo y ésta se mantiene por supervivencia. Cuando creemos ser lo que pensamos que los demás creen de nosotros, se genera en nosotros una frecuencia que tratamos de mantener por encima de modificar lo que creemos ser.
Durante el S.XX los físicos descubrieron que la materia en realidad es energía más o menos densa:
“Todo es energía, y eso es todo lo que hay. Sintonicen la frecuencia de la realidad que desean, y no podrán evitar obtener esa realidad…”
– Albert Einstein
Cada átomo y cada molécula oscila, emite vibraciones que se miden en frecuencias. Estamos rodeados de ondas y frecuencias. Todas las cosas en el universo están en constante movimiento, todo está en una constante vibración.
Vemos cómo el cerebro emite distintas ondas vibracionales según el estado del cuerpo físico, las emociones y los pensamientos, conocidas como: delta, theta, alfa, beta, gamma. Las ondas vibracionales son captadas previamente por la glándula pineal y viajan mediante las neuronas, por sincronización, empiezan a vibrar del mismo modo, exponiéndose a un proceso de autoorganización que revierte en toda la materia del organismo.
Ello va estrechamente relacionado con la ley de sincronización, de modo que cuando somos capaces de crear o captar del entorno una frecuencia de vibración, ésta se integra en nosotros. El matemático Steven Strogatz ofrece varios ejemplos de física, biología, química y neurociencia para ilustrar la “sincronización”.
Existen varias causas por las que se ve afectada la vibración en el hombre, destacando las emociones, las cuales revierten la temperatura del cuerpo físico, comprendiendo así que el hombre crea su propio clima. Los pensamientos aceleran o desaceleran las corrientes eléctricas físicas. El ambiente o entorno también influye directamente por el efecto de resonancia y sincronización. De igual modo, encontramos otros factores que afectan a la vibración dentro de la actividad cotidiana, como el modo de vestir, los alimentos que se ingieren, la inspiración cultural, el contacto con la naturaleza o la experimentación sexual.
Uno de los modos para medir las distintas vibraciones es mediante los meridianos. Los meridianos se pueden ver como la interfaz entre el campo de energía humana y el cuerpo físico. El Dr. Kim Bong Han, en 1960, relacionó el cuerpo etérico con los meridianos.
El Dr. Zheng Rongliang de la Universidad de Lanzhou midió el flujo de chi de un cuerpo humano, observando que no todos los campos de energía humana pulsan a la misma velocidad o intensidad. El Shanghai Atomic Nuclear Institute confirmó dicho estudio. Por lo tanto, parecería que nuestras vibraciones fundamentales son todas diferentes. Por tanto hay materia no física y entonces es una cuestión de densidad atómica y subatómica, es decir, una cuestión de densidad y velocidad.
El premio Nobel en física del 2016 se compartió entre David J. Thouless, Duncan M. Haldane y J. Michael Kosterlitz, premiando los estudios sobre la materia en el mundo cuántico. El Nobel reconoce los descubrimientos teóricos de las transiciones de fase topológica y fases topológicas de la materia, algo que sucede, por ejemplo, cuando el hielo se derrite o el agua se evapora, pero visto a escala microscópica, o a escala cuántica.
La base de la topología es describir propiedades que no cambian cuando se deforman. Los estados de la materia que ya conocemos se obtienen mediante la temperatura ambiente, pero en el frío extremo, cerca del 0 absoluto, la materia toma estados nuevos, extraños y se comporta de modos inesperados. Alrededor de los -273ºC los premiados descubrieron el quinto estado de la materia y lo llamaron condensados cuánticos. Otras aportaciones se refieren a la observación de la materia en superficies planas y a muy bajas temperaturas. En éstas se encuentran estados de la materia que no han sido completamente explorados, como por ejemplo la resistencia que muestran las partículas en movimiento, que deja de existir. O como cuando la corriente eléctrica fluye sin resistencia y se obtiene un superconductor.
De modo que ya podemos contar con un nuevo estado de la materia: solido, líquido, gaseoso, plasma y condensados cuánticos. Todos estos estados son alcanzados en la materia, pero existe una diferenciación que debemos tener en cuenta para extrapolar este descubrimiento al cuerpo humano: existe la materia que forma parte de un organismo y la materia que no define a un organismo.
La materia en sí transfiere la información y modifica su estado mediante la termodinámica: al exponer al átomo a distintos niveles de frío y calor se logra afirmar que la materia modifica su estado.
La materia de un organismo modifica su estado mediante corrientes eléctricas y electroquímicas, generando por igual los estados conocidos.
Lo material es lo extremadamente denso. Lo físico como entidad atómica no está en un estado extremadamente denso. Todo es una cuestión de densidad o sutilidad, atómica y subatómica. La densidad mayor o menor es expresada en estados de conciencia, frecuencias y niveles perceptuales de la realidad, provocados por la velocidad del átomo.
Dentro de la estructura atómica humana los pensamientos y las emociones son los principales directores de la orquesta, ellos aportan la armonía y sincronicidad en las ondas cerebrales, accediendo a la frecuencia del Ser Único e iniciando el camino hacia la unificación. En un lenguaje científico podemos decir que cuando existe una vibración atómica armónica y con alta frecuencia, los electrones se mueven con más velocidad alrededor del núcleo, saltando de órbita en órbita acercándose cada vez más al núcleo, generando más luz y más electricidad. De modo que mediante las corrientes eléctricas provocadas por la vibración que se produce en cierto grado de conciencia, los electrones saltan de órbita hasta liberarse. Es lo que se llama el salto cuántico y es la corriente que modifica la materia atómica en un organismo, pasando éste a tener cualidades superconductoras en cuanto aspectos casi inexplorados de la percepción de la realidad.
El ADN como ya hemos explicado puede mantener distintas vibraciones. La vibración se genera por corrientes eléctricas llamadas ondas. Según las ondas que transitan en el átomo, el ADN despierta o transmite a los demás átomos un tipo de información, según la capa con la que esté conectada esa vibración. Ello revierte a la vez en la vibración del cerebro, generando la sincronización de las distintas ondas ya mencionadas, transmitiendo de nuevo esa información al resto de átomos del cuerpo.
Bajo el título “La evolución dirigida” Frances H. Arnold es reconocida con el Premio Nobel de Química 2018. La investigadora basa su estudio en la evolución natural, generando mutaciones al azar en el ADN de las proteínas, confiriendo en ellas nuevas propiedades y destacando que han usado los mismos principios de la evolución: el cambio genético y la selección, para el desarrollo de proteínas como potencial activo ante muchos de los problemas de la humanidad.
De ese modo se demuestra que la incidencia en las mutaciones del ADN para el desarrollo de la evolución en el hombre, es la base en el reconocimiento que el mismo Premio Nobel de Química 2018 declara: “la modificación genética y la selección son aspectos alcanzables en el proceso de la evolución del Ser, mediante el estado de conciencia, frecuencia y vibración.”
Al modificar la información genética es posible modificar patrones de conducta y creencias, así como todas las enfermedades causadas y determinadas por las emociones y los pensamientos, entendidos como factores creadores de frecuencias vibracionales organizadas y elevadas.
La epigenética nos muestra que el ADN no determina el comportamiento celular. Son las proteínas que, en función de las señales ambientales, y nuestra percepción e interpretación de las mismas, gobiernan las funciones de la célula. El cuerpo manifiesta lo que la mente cree.
Así mismo, en relación al mismo Premio Nobel de Química 2018, vemos cómo el Dr. Bruce Lipton, biólogo celular de la universidad de Nueva Zelanda, muestra también cómo la actividad de los genes está regulada por la presencia o falta de proteínas reguladoras, las cuales a su vez están reguladas por el entorno. Sus teorías aseguran que la evolución de nuestro cuerpo estaría regulada por las percepciones que poseemos de nuestro entorno, no solo el ambiente físico, cultural y social, también los pensamientos y las emociones.
Entonces cuando hablamos del entorno social, podemos observar que vivimos según ciertas realidades erróneas, que han llevado a la humanidad a vivir una vida reactiva en vez de creativa, competitiva en vez de colaborativa, y que es la interacción cooperativa e instructiva entre organismos y el entorno la que permite a los seres vivos sobrevivir y evolucionar en un mundo cambiante y dinámico.
Es el campo cuántico que transforma la energía en materia, es la matriz de la existencia, es la frecuencia básica de átomos y moléculas, es la energía del microcosmos, es la frecuencia vibratoria de activación del ADN.
A esta dimensión se le atribuyen los minerales y el agua como aspectos de la misma frecuencia, también los fluidos y corrientes energéticas del cuerpo humano, activando el código genético e impulsando energéticamente el sistema celular.
Corresponde a la fuerza biológica que impulsa la vida, los seres unicelulares, las plantas, los insectos y la mayoría de los animales son parte de este estado bilineal.
Nuestras células están sincronizadas con el ritmo de la segunda dimensión activando la biología interna del ser humano.
Es la dimensión de mente-colmena del universo, de la conciencia grupal, donde observamos que varios seres son dirigidos a la vez, de modo automático y para una evolución conjunta. Las colmenas de abejas, los árboles, las hormigas, las bandadas de aves, así como las células, trabajan como si fueran uno.
Se desvanece la mente colectiva y aparece la mente individual. En esta dimensión se desarrolla la percepción de uno mismo, dándose así la individualización del Ser, y el desarrollo de las distintas personalidades.
Metafóricamente el Ser Único o la Energía de la Fuente, sale de su casa al jardín, experimentando mediante el ser humano. Este Ser Único juega a no ser Él mismo, pero ello conlleva una implicación a nivel material y físico. Significa que todo es extremadamente denso.
En la llamada densidad material o física el átomo pierde total velocidad y se comporta a su mínimo nivel de movimiento. Este fenómeno revoca con la percepción de separación y de desconexión.
La 3ª dimensión funciona como un holograma basado en la física cuántica, donde se experimenta la percepción lineal del tiempo y la división del ser.
La existencia de la 4ª y la 5a dimensión es admitida hoy día por la física, bioquímica y la microbiología. Estas dos dimensiones tienen más en común que diferencias. La cuarta y la quinta dimensión nos ponen en una posición de recuperación de la unidad.
El Ser Único, este gran Arquitecto, vuelve del patio para entrar en la casa. La sensación de separación empieza a disolverse en la cuarta dimensión y en la quinta prácticamente ha desaparecido, porque en la quinta dimensión es donde se da la reconexión, el conocido Hombre de Vitruvio: El Hombre Espiritual.
En el 4D se halla el mundo onírico. Allí también encontramos la memoria de Matrix. Vivimos el tiempo en décadas cíclicas o en espiral, un eterno presente. Existe un campo cuántico donde se presentan las distintas posibilidades. Percibimos la multidimensionalidad y nos damos cuenta de que nuestras acciones afectan al TODO.
El hombre se siente parte del Todo y percibe al espíritu como la energía. En la 5D experimentamos el fundirnos con el grupo, con lo que identificamos como una misma vibración.
El tiempo es continuo, no solo existe el eterno ahora. Es una dimensión de luz, así que se percibe holográficamente y en formas lumínicas. La forma material desaparece, se percibe una frecuencia vibracional, que es pura energía.
La 6D es la creadora de las matrices morfogénicas que se manifiestan en otras dimensiones, como tercera, segunda y primera. Estas matrices son las redes de geometría sagrada, patrones geométricos de luz, creadores de vida y responsables de la materialización. Yace la matriz numerológica en forma de sabiduría.
Cada una de las dimensiones mantiene todas las potencialidades del Cosmos, de modo que la materialización se efectuará teniendo en cuenta los distintos factores influyentes.
Dona a través de una transferencia bancaria a nuestra cuenta:
IBAN: ES20 2100 0808 1502 0110 3132