Jóvenes

Se estima que una quinta parte de los adolescentes menores de 18 años padece algún problema de desarrollo emocional o de conducta, hecho que hasta hace poco tiempo o se negaba o se minimizaba su importancia.

Actualmente son muchos los profesionales, las personas y las organizaciones internacionales preocupados por dar respuesta a esta situación. Según la OMS, mejorar las habilidades sociales, la capacidad para resolver problemas y la autoconfianza pueden ayudar a prevenir algunos problemas de salud mental, como los trastornos de la conducta, la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios, así como otros comportamientos de riesgo.

Vivimos en sociedades complejas y altamente cambiantes, que incrementan exponencialmente los retos a los que los jóvenes y adolescentes deben enfrentarse. En sus pasos hacia la vida adulta se encuentran irremediablemente con la necesidad de dar respuesta a una de las grandes preguntas: ¿Quién soy yo? ¿Cuál es li lugar en esta sociedad? Si tomamos como referencia la historia de la humanidad, nuestros jóvenes actualmente tienen que hacer este trabajo de búsqueda de su identidad en un entorno donde los anclajes o los puntos de referencia cambian a una velocidad vertiginosa.

Teniendo en cuenta los 200.000 años de evolución como especie, parece evidente que el marco de referencia de los últimos 200 años ha ido actualizándose continuamente. Toda nueva generación conlleva un cambio, un paso más o menos grande en nuestra evolución, pero en los últimos años, los tiempos en los que una idea, una creencia, una verdad parcial era útil se han acortado rápidamente.

Si ellos están inmersos en esta búsqueda personal, nosotros, los adultos, que compartimos una parte de su magnífico viaje, vamos a la par. Encontramos respuestas mientras observamos, cuando hacemos y reflexionamos; las encontramos en el momento que escuchamos y, sobre todo, cuando los vemos en su bella totalidad.

Si somos capaces de ver a los jóvenes y adolescentes como sujetos de importancia vital por sí mismos, no por el adulto en el que se van a convertir, sino por el ser que son en este momento, si podemos verlos de esta manera o, mejor dicho, podemos verlos realmente, inmediatamente nos estaremos preguntando qué necesitan de nosotros para poder seguir desarrollando su pleno potencial.

Necesitan que nos preparemos, reflexionemos, y nos cuestionemos qué hacemos. Y no dejemos de preguntarnos qué necesitan de nosotros para que los acompañemos en vivir su plenitud.